jueves, 22 de noviembre de 2012

El secreto a las cosas buenas de la vida

Leer | ESDRAS 8.22

El título de la meditación de hoy suena como el de un libro de auto ayuda, que promete fama, riqueza y prestigio si usted sigue diez pasos sencillos. Pero Dios define a las cosas buenas de una manera totalmente diferente, que solo se consiguen buscándolo a Él. Cuando hacemos del Señor la prioridad más alta de nuestras vidas, podemos esperar las bendiciones de:
Una relación íntima y tierna. Quienes buscan a Dios con pasión aprenden a conocerlo genuinamente, y experimentan un sentimiento de unidad con Él. El Señor no es ya una deidad distante, sino un amigo íntimo. Y a medida que crezca su consagración, sentirá un amor que trasciende a cualquier relación humana.
Satisfacción. El vacío que hay en todo corazón puede ser llenado únicamente por el Señor. Toda la búsqueda terrenal de placer o propósito palidece en comparación con la satisfacción de su presencia.
Gozo. Cuando buscar con afán al Señor se convierta en la prioridad de su vida, encontrará un gozo que nada podrá robar. Los sufrimientos y las dificultades no le destrozarán, porque verá todo desde la perspectiva del Señor.
La ayuda de Dios. Como dice el versículo de hoy, la compasiva mano de Dios está sobre aquellos que lo buscan con empeño. De hecho, Él se complace en ayudar y proveer para sus necesidades.
¿Qué ocupa la mayor prioridad en su vida?  Sus pensamientos revelan sus verdaderas prioridades. Si usted puede pasar todo el día sin pensar en Dios, es porque no lo está buscando fervientemente. Pero, si el Señor es la delicia de su vida, usted no podrá olvidarse de Él.

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