lunes, 5 de noviembre de 2012

La pasión por obedecer


Leer | JUAN 14.15

“La evolución de una pasión por obedecer a Dios”. Esa pasión no surge completamente en el momento de la salvación. Es verdad que iniciamos nuestra nueva vida en Cristo con el deseo de agradarle; pero eso no incluye el obedecerlo, sino que la búsqueda resuelta e intensa de su voluntad se desarrolla más lentamente.

De hecho, la primera etapa –el temor a las consecuencias de la desobediencia– escasamente se considera como temor a Dios. Pero al avanzar en nuestra fe y hacer el compromiso de obedecerle, llegamos con el tiempo a la etapa final, que es el amor y la devoción a Cristo.

Ir de la primera etapa a la última comienza con lo que usted puede esperar: Un conocimiento mayor de Jesucristo. A medida que profundizamos en la Palabra para ver como Él ha ayudado a los fieles, desarrollamos el deseo de recibir lo mejor de Dios. Hombres como Moisés, David y Pablo, no estuvieron satisfechos con lo que el mundo podía ofrecerles, y tampoco lo estaremos nosotros cuando seamos testigos de su obra. Así pues, ponemos a prueba nuestra obediencia, y descubrimos que las bendiciones que Dios ha prometido son reales. Cuando tenemos un fiel registro de recompensas por hacer su voluntad, reconocemos la sabiduría de la obediencia.

¿Se encuentra usted entre el temor y la devoción a Dios? Tengo la esperanza de que se haya comprometido a obedecer a Dios, y que está leyendo su Palabra cada día. Dios quiere que usted le dé lo mejor –la búsqueda apasionada de su voluntad–, porque Él le está dando lo mejor.

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