lunes, 19 de noviembre de 2012

Obstáculos a la obediencia

Leer | 2 REYES 5.11-17
20 de noviembre de 2012
La obediencia es una acción poderosa que puede desencadenar la gloria de Dios de maneras que están más allá de nuestra imaginación. Pero obedecer es usualmente difícil porque nuestros deseos son probados. Nos asusta hacer lo que Él dice, por temor a perder lo que es importante para nosotros. No obedecer puede, impedirnos recibir lo que más deseamos.
Al comienzo, tres obstáculos impidieron a Naamán obedecer las instrucciones de Dios, y eso casi lo privó de experimentar una curación milagrosa.
  1. El orgullo. Como oficial de alto rango, Naamán temía perder su dignidad si obedecía. Sus siervos tuvieron sabiduría para ver cómo el orgullo le estaba robando la vida. ¿Cuántas veces desconfiamos de Dios, por temor a parecer unos tontos?
  2. Las expectativas egocéntricas. Naamán se puso furioso cuando sus expectativas específicas no fueron satisfechas. Nosotros, también, muchas veces nos enojamos con el Señor cuando Él no complace nuestras exigencias. Pero si realmente queremos hacer su voluntad, debemos dejar que Él haga.
  3. La incredulidad. La fe de Naamán solo llegaba hasta la visión que tenía de cómo sería curado. Fue necesaria la fe de sus siervos para ayudarle a ver la verdad: que la obediencia era clave para que Dios respondiera a su gran necesidad.
El llamado a obedecer, muchas veces pone al descubierto ataduras de las cuales el Señor quiere librarnos. Cuando decidimos responder con fe, Dios se revela a sí mismo de una manera nueva que fortalece nuestra confianza en Él; porque a la larga nuestra mayor necesidad es conocer mejor al Señor.
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