miércoles, 28 de noviembre de 2012

Vivir en la gracia

Leer | 2 CORINTIOS 5.17

Antes de la conversión del apóstol Pablo, nadie hubiera pensado que este hombre tendría un impacto en el mundo para Jesús. De hecho, su objetivo original fue eliminar a todos los cristianos.
La gracia de Dios puede tocar a cualquiera; ningún pecado está más allá del alcance de su perdón. Este maravilloso regalo de la redención transforma las vidas. Contrario a lo que muchos piensan, ser cristiano no significa hacer buenas obras, sino que los creyentes reciben el perdón por la gracia de Dios, y una nueva naturaleza. Nuestra transformación interior produce, obviamente, cambios externos.
Una hermosa ilustración de esto, es la metamorfosis de la mariposa. Una vez que se convierte en una crisálida, la oruga no simplemente actúa o parece diferente por fuera; también ha sufrido verdaderamente una transformación interior.
La transformación de los creyentes se produce en muchas áreas. Por ejemplo, nuestras actitudes cambian: como resultado de la salvación por la gracia, recibimos la humildad y la gratitud. En agradecimiento por este regalo inmerecido, surge la compasión por los perdidos y el deseo de compartir el evangelio. El perdón de Cristo da también como resultado el anhelo de servirle. Servimos dentro y fuera de la iglesia, amando a los demás, ayudando a los necesitados, y hablándoles de la salvación.
Aunque el pecado trae consigo consecuencias, Dios nos brinda perdón y redención por medio de Jesucristo. Él abrió un camino para restaurar nuestra relación con Él. El Señor transforma nuestras vidas para que nos parezcamos más a su Hijo, y reflejemos su amor a los demás.

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