domingo, 5 de diciembre de 2010

Examinémonos a nosotros mismos

Buenas a todos.
Hoy me he despertado con un sueño y era algo así: "Estaba en la primera fila del local dónde se reúne el cuerpo de Cristo y el pastor me decía que si yo podía predicar hoy, que el sentía de parte de Dios que tenía que hacerlo yo. Nunca he predicado con tantas personas, esperan recibir de la Palabra un mensaje de Dios que les ayude a mejorar sus vidas cristianas o simplemente conocer más de nuestro Señor.
Entonces me levante y oré de esta manera: “Padre ya que me has llamado se que me darás las palabras que debo decir como hiciste con tu siervo Moisés ante el Faraón, úsame Señor y que yo no añada ni una palabra de mi corazón a esta tu Voz”
Seguidamente abrí mi boca y comencé a predicar sobre la santidad.
Hermanos una vez hoy decir a un pastor que si él decía que antes de llegar al local había sido atropellado por un camión nadie le creería, debería estar casi muerto o con el cuerpo destrozado, la cosa es que se notaría. Seguidamente dijo que cuando te encuentras frente a frente con Cristo es imposible salir igual, se debe notar en toda nuestra vida, en todo lo que hacemos, no es Cristo más grande, fuerte y poderoso que un camión.
No podemos decir que somos cristianos y vivir como vive el mundo, si somos nacidos de nuevo debe notarse. Si dejamos que las pequeñas cosas que no agradan a Dios vayan andando con nosotros el camino ¡a imagen de quién seremos moldeados ¿de Cristo? o ¿del mundo?! No se puede servir a Dios y al mundo, debes tomar una elección.
Somos nacidos de nuevo para buenas obras en Cristo, para su Gloria. El venció en la cruz, en el Gólgota, al poder del pecado, para que podamos servirle, glorificarle, honrarle y disfrutar de su presencia por toda la eternidad sin ser consumidos por la ira y la justicia de Dios.
En nuestro camino de santidad siempre habrá tentaciones, Jesús mismo fue tentado en el desierto, pero Él  no cometió pecado alguno, podemos acudir  confiadamente al Trono de la Gracia porque nos comprende y sabe lo que pasamos, y  puede darnos el oportuno socorro para salir victoriosos para Su Gloria. A veces incluso caeremos en la tentación, pero no somos como el mundo que disfruta bañándose en el río del pecado, nosotros estamos en el río de agua viva para vida eterna, el cuerpo de Cristo se arrepiente y se deja quebrantar por medio del Espíritu Santo para perdón del pecado cometido e intenta con todas sus fuerzas que no vuelva a suceder. Habrá hermanos que tendrán esa lucha hasta que sean llamados a la presencia del Señor, pero Dios será glorificado cada vez que venzan la tentación. Un hermano comentó una vez el versículo que dice que iremos de gloria en gloria y él decía que para ir de gloria en gloria debía de haber algo en medio, una batalla, una tentación, un problema, etc. No decaigamos cuando no hagamos las cosas bien, tenemos un Dios de amor que espera que alcemos nuestras voces clamando a Él con arrepentimiento.
No somos como el mundo, no intentemos vivir como el mundo en Cristo porque es imposible. Como no eres ni frío ni caliente te vomitaré de mi boca.

Debemos estar en el fuego del Espíritu y en la Luz de Su Palabra para poder andar por este mundo. No podemos decir que somos nacidos de nuevo y estar disfrutando de las cosas del mundo, de sus engaños, sus doctrinas, su moral, etc. Somos nacidos de nuevo para andar en santidad. Es imposible que un cristiano pueda sentarse delante del televisor y ver “Gran hermano” sin sentir aborrecimiento por las cosas que allí se ven, es imposible ver revistas o libros con imágenes pornográficas sin sentir que están pecando al hacerlo, no deberíamos ver películas que nos hagan insensibles ante el pecado y nos creen una moral y una visión que no es la de Dios, no puede ser verdad que un nacido de nuevo se plantee hacer negocios que utilicen el nombre de Cristo para influir en las decisiones de la personas (para eso leer El amor al dinero en 1ª Timoteo 6:3-10). Nuestra reacción hacia el pecado debe ser diferente a como era antes de aceptar la sangre de Cristo, ¿podemos caer? Claro ¿podemos seguir cayendo día tras día en lo mismo? Claro que no, debemos sentir tanto dolor al pecar que no caeremos más en esa tentación.

No podemos reaccionar a este mundo como lo hace el mundo, debemos ser diferentes y eso sólo lo lograremos estando en Cristo, leyendo la Palabra cada día, clamando a Dios para que nos llene de su Espíritu Santo cada instante.

Como conseguimos ser llenos del Espíritu Santo si tenemos llenas nuestras copas de las inmundicias de este mundo. Dejemos que el Rey de reyes nos limpie y andemos en la hermosura de la Santidad para la Gloria de Jehová de los ejércitos, somos guerreros de la fe en Cristo. Si queremos vivir un avivamiento en nuestras vidas debemos empezar por confesar a Dios todas nuestras faltas, pedir  que nos revele por medio de la Escritura que cosas debemos de quitar de nuestras vidas.

Sé que lo que estoy diciendo no suena a nuevo, pero es que nada suena a nuevo ya, todo está escrito, estamos acomodando nuestras vidas a este mundo sin darnos cuenta de las raíces que estamos echando. Lo que no podemos hacer es pensar que lo hemos oído y no estar aplicándolo a nuestras vidas. Debemos dar un golpe en la mesa de nuestro corazón y tomar la decisión de servir al Dios vivo."

 

Cuando desperté fui corriendo al ordenador y comencé a escribir lo que había soñado, en el sueño era todo más resumido. El Señor me ha hablado mucho en este sueño y espero que a ustedes les sirva para seguir creciendo en santidad.

 

Un abrazo en Cristo

No hay comentarios:

Publicar un comentario