Me rindo a tus pies, solo quiero estar contigo, mi Señor a tu altar yo correré, anhelando tu favor. Ven y mírame Señor, con tu fuego enciéndeme. Es tu gloria la que me transforma y libera.
Mi rostro brilla con tu resplandor, alúmbrame hermoso redentor, cara a cara puedo verte, hazme como tu, transfórmame a tu imagen, atráeme a tu cruz, yo quiero ser como tu. Muéstrame tu gloria, el brillo de tu rostro, yo quiero ser como tu, hermoso redentor.
Jesús se Santificó a sí mismo para que nosotros pudiéramos ser Santificados en la verdad (Juan 17:19). La Santidad es lo que nos identifica como Hijos de Dios, y como co-herederos del reino con Cristo Jesús. La santidad es lo que nos distingue de todo aquel que está en el mundo, y ama las cosas del mundo. La santidad es lo único que puede desencadenar la unidad de la Iglesia en el Espíritu Santo.
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