Leer | ROMANOS 5.6-11
Las Sagradas Escrituras nos dicen que el amor es la esencia misma de lo que es Dios (1 Jn 4.7). Así que, si usted no cree que Él le ama incondicionalmente, nunca lo conocerá en realidad ni tendrá paz genuina en su relación con Él.
¿Cómo definir el amor? Es Jesús llegando generosamente a la humanidad, dándose a nosotros y trayendo el bien a nuestra vida, ya sea que le aceptemos a Él o no. Romanos 5.8 nos dice que su amor y su preocupación por nosotros son tan inmensos, que dio su vida por nosotros cuando éramos todavía sus enemigos. La Biblia dice que Él comenzó a expresarnos su amor aun antes de la fundación del mundo (Ef 1.3-5). ¡Esto significa que nuestras acciones no tenían absolutamente nada que ver con el amor que Él nos tiene!
El interés de Dios por nosotros no tiene ninguna condición o restricción, y no se basa en que le reciproquemos su amor. Ni tampoco tiene Él más amor por las personas "buenas" que pudieran parecernos más dignas. Él nos ama aun estando en pecado, aunque no nos hayamos arrepentido. ¿Nos da esto licencia para desobedecer? No, nos da poder para vivir en santidad, andar en obediencia al Señor, y aprender a amarlo de la manera que Él merece. Obedecerle es recibir el amor que Dios ha estado ofreciendo desde el principio.
Pero, para experimentar ese amor maravilloso y absoluto que Dios nos tiene, usted debe aceptarlo. Dígale sí a este regalo extraordinario que Él quiere derramar sobre usted. Deléitese y permita que éste se derrame sobre quienes están a su alrededor.
Jesús se Santificó a sí mismo para que nosotros pudiéramos ser Santificados en la verdad (Juan 17:19). La Santidad es lo que nos identifica como Hijos de Dios, y como co-herederos del reino con Cristo Jesús. La santidad es lo que nos distingue de todo aquel que está en el mundo, y ama las cosas del mundo. La santidad es lo único que puede desencadenar la unidad de la Iglesia en el Espíritu Santo.
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