martes, 7 de agosto de 2012

Una fe probada

Leer | 1 PEDRO 1.3-9

La fe es quizás el elemento más fundamental de la vida cristiana, porque es el medio de acceso a la salvación. Nuestra fe o la falta de ella moldea nuestra vida y determina lo que nos sucederá cuando soplen los vientos de la adversidad. Algunos cristianos no pierden el equilibro, aun cuando son azotados por vientos huracanados; mientras que otros son derribados por la más mínima ráfaga. Para entender por qué es así, tenemos que examinar la fuente de nuestra fe.

La fe heredada: Si usted se crió en un hogar cristiano, probablemente adoptó algunas de las creencias de sus padres. Esta clase de fundamento espiritual es un regalo maravilloso del Señor, pero al final cada persona deberá asumir la responsabilidad por sus propias creencias.

La fe del manual: La Biblia es la guía definitiva para fundamentar nuestras creencias. Pero no la única fuente de influencia. Los libros, los predicadores, los maestros y los amigos influencian nuestras convicciones. Nuestra teología puede, de hecho, ser sólida, pero la fe no será sino aceptación intelectual hasta que sea puesta a prueba.

La fe probada: Solo cuando confiamos en el Señor en medio de las llamas de la adversidad, tendremos una fe capaz de resistir. Ya no se basará en lo que otros nos han dicho o hemos aceptado como cierto, sino en nuestra experiencia directa de su fidelidad.

Para evaluar su fe, piense en cómo reacciona usted ante la adversidad. ¿Se aferra al Señor o se enoja con Él? ¿Tiene una actitud de gozo o de amargura por lo que Dios está permitiendo en su vida? Nadie puede escapar de las adversidades, pero quienes tienen una fe probada se beneficiarán de ellas.

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