sábado, 6 de octubre de 2012

Para aliviar el peso de nuestras cargas

Leer | MATEO 11.28-30

Todos llevamos muchas cargas a lo largo de la vida. Algunas pueden referirse a cosas cotidianas como las finanzas o las relaciones, pero podemos también sentirnos abrumados por las incógnitas del futuro. Éstas pueden abrumarnos hasta el punto del agotamiento, si no las manejamos bíblicamente.

Jesús sabía lo difícil que sería la vida para nosotros. Después de todo, Él era humano también. Pero nuestro Salvador no quería que lleváramos un peso innecesario, porque sabía que nuestro Padre celestial puede llevarlo por nosotros.

Por eso dijo las palabras del pasaje de hoy; son palabras llenas de promesa y de esperanza de alivio. Pero, ¿cómo podemos aplicar de manera práctica lo que nos está diciendo, en medio de las dificultades? Primero, Él quiere que reconozcamos que tenemos una carga específica y que identifiquemos el problema. Finalmente, podemos llevarlo ante Él. Dios nos dice que se lo entreguemos a Él (Sal 55.22), y Dios llevará nuestra carga.

Si nos arrodillamos ante Dios en oración, y le pedimos que se ocupe del problema, podemos sentirnos libres de esa carga. Aunque Él puede cambiar las circunstancias, a menudo permite que sigan ahí. Podemos seguir pensando en el problema y vivir con sus implicaciones, pero ya no tendremos que ceder bajo su presión.

¿Está usted llevando una carga pesada? Encuentre alivio en el Salvador, poniendo sus preocupaciones en sus poderosas manos. El Señor Jesús desea que usted tenga paz, incluso en medio de las pruebas. Y ha provisto todo lo que se necesita para ser libre de las cargas. ¿Dejará que Él se las quite?

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