domingo, 21 de octubre de 2012

Paz y gozo por medio de la justificación. Que el Espíritu Santo de Dios les de ánimo y fortaleza. Amén


... confesaos vuestros pecados unos a otros, y orad unos por otros para que seáis sanados. La oración eficaz del justo puede lograr mucho. Elías era un hombre de pasiones semejantes a las nuestras, y oró fervientemente para que no lloviera, y no llovió sobre la tierra por tres años y seis meses. Y otra vez oró, y el cielo dio lluvia y la tierra produjo su fruto. (Santiago 5:16-18 LBLA)

... habiendo sido justificados por la fe, tenemos paz para con Dios por medio de nuestro Señor Jesucristo, (Romanos 5:1 LBLA)

... no os preocupéis, diciendo: "¿Qué comeremos?" o "¿qué beberemos?" o "¿con qué nos vestiremos?" Porque los gentiles buscan ansiosamente todas estas cosas; que vuestro Padre celestial sabe que necesitáis de todas estas cosas. Pero buscad primero su reino y su justicia, y todas estas cosas os serán añadidas. (Mateo 6:31-33 LBLA)

Porque el reino de Dios no es comida ni bebida, sino justicia y paz y gozo en el Espíritu Santo. (Romanos 14:17 LBLA)

La paz os dejo, mi paz os doy; yo no os la doy como el mundo la da. No se turbe vuestro corazón, ni tenga miedo. (Juan 14:27)

Y no os adaptéis a este mundo, sino transformaos mediante la renovación de vuestra mente, para que verifiquéis cuál es la voluntad de Dios: lo que es bueno, aceptable y perfecto. (Romanos 12:2 LBLA)

que en cuanto a vuestra anterior manera de vivir, os despojéis del viejo hombre, que se corrompe según los deseos engañosos, y que seáis renovados en el espíritu de vuestra mente, y os vistáis del nuevo hombre, el cual, en la semejanza de Dios, ha sido creado en la justicia y santidad de la verdad. (Efesios 4:22-24 LBLA)

si obedeces a la voz del Señor tu Dios, guardando sus mandamientos y sus estatutos que están escritos en este libro de la ley, y si te vuelves al Señor tu Dios con todo tu corazón y con toda tu alma.
Este mandamiento que yo te ordeno hoy no es muy difícil para ti, ni está fuera de tu alcance. (Deuteronomio 30:10, 11 LBLA)

Pues aunque andamos en la carne, no luchamos según la carne; porque las armas de nuestra contienda no son carnales, sino poderosas en Dios para la destrucción de fortalezas; (2 Corintios 10:3, 4 LBLA)

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