sábado, 17 de noviembre de 2012

Las necesidades no satisfechas


Leer | SALMO 84.11, 12

Si el Señor ha prometido proveer para nuestras necesidades, ¿por qué no siempre las satisface cuando se lo pedimos? Puesto que Él es completamente fiel a su Palabra, es obvio que la causa del problema somos nosotros. Su promesa de provisión tiene una condición: es dada a quienes “andan en integridad” (v. 11). Por tanto, si Dios no está proveyendo para nuestras necesidades como debiera, es posible que tenga un plan diferente.

Pecado. Una razón por la que nuestras oraciones no son respondidas, es porque hemos permitido el pecado en nuestras vidas, y no estamos andando con rectitud. Si el Señor no tomara en cuenta la desobediencia, y nos concediera nuestras peticiones, estaría aprobando un estilo de vida pecaminoso.

Holgazanería. Puede ser que no hemos hecho nuestra parte. Aunque Dios es la fuente final de todo lo que tenemos, Él nos ha dado la responsabilidad de trabajar para que atendamos nuestras necesidades básicas (2 Ts 3.10, 11). Si usted es una persona en condiciones de trabajar, pero que no quiere hacerlo, el Señor no va a apoyarlo.

Deseos. Si Dios no ha provisto como usted esperaba, es porque sus “necesidades” son en realidad deseos. Si el Señor sabe que lo que usted quiere no logrará los planes que Él tiene para su vida, negará su provisión para darle algo mejor.

Las acciones y el carácter de Dios siempre están en armonía. Él no premia la rebeldía ni la holgazanería, y sus respuestas a la oración cuadran con su propósito de conformarnos a la imagen de Cristo. Si Él le está negando algo que usted considera esencial, es porque está haciendo algo mejor para usted.

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