lunes, 24 de diciembre de 2012

La primera aparición de Jesús

Leer | ROMANOS 8.28 1
Algunas situaciones de la Biblia puede parecernos desconcertantes, pero ninguna de ellas fue una mera casualidad. Dios, quien conoce todas las cosas y lo ve todo, de principio a fin, estuvo trabajando soberanamente en todos los detalles de su plan de redención.
Por ejemplo, puede parecernos extraño que un inoportuno censo del gobierno le causara a María la incomodidad de tener que viajar en su último mes de embarazo. César Augusto pudo haber pensado que este censo fue idea suya, pero la realidad es que él estaba siendo utilizado de forma soberana —era Dios quien estaba llevando a esta familia a Belén, en cumplimiento de la profecía del nacimiento del Mesías. Siglos antes, Miqueas escribió: “Pero tú, Belén Efrata, pequeña para estar entre las familias de Judá, de ti me saldrá el que será Señor en Israel; y sus salidas son desde el principio, desde los días de la eternidad” (5.2).
No solo el viaje fue difícil, sino que después que José y María llegaron a Belén, el único alojamiento que pudieron encontrar era poco agradable. Un establo con un pesebre como la cuna del bebé, no era lo que pensaríamos digno de un Rey. Pero el Padre celestial tenía un propósito en mente para eso, también. Quiso que el Cordero de Dios naciera en un ambiente humilde, junto a otros corderos.
¿Qué circunstancias difíciles está usted o un ser querido enfrentando? ¿Se pregunta por qué Dios las está permitiendo? Tenga la seguridad de que el Padre celestial lo ve todo y tiene un buen propósito más allá de lo que nuestras mentes finitas pueden comprender.

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