jueves, 3 de enero de 2013

Orar en el nombre de Jesús

Leer | JUAN 16.19-33
Poco antes de su crucifixión, Jesús dijo a sus seguidores que oraran en su nombre; en otras palabras, que pidieran conforme a su voluntad. Señaló que la oración hecha así tiene poder: “Así el Padre les dará todo lo que pidan en mi nombre” (Jn 15.16 NVI). La oración en el nombre de Cristo significa que estamos declarando que tenemos…
Asociación con el Salvador. Lo que hace posible que nos acerquemos a Dios mediante la oración, es nuestra relación con Jesús. Cuando fuimos salvos, pasamos de ser extraños y extranjeros, a hijos de Dios (Ef 2.19). Nuestro Creador se ha convertido en nuestro Padre celestial; y Él escucha nuestras peticiones porque hemos pasado a ser miembros de su familia por la obra redentora de su Hijo. La presencia del Espíritu de Cristo demuestra que somos suyos.
Acceso al Padre celestial. La muerte de Jesús nos abrió el camino para tener entrada inmediata a la presencia del Padre. Cuando Jesús consumó su obra al hacer el sacrificio sacerdotal final (He 10.14), el velo del templo, que impedía al hombre penetrar en el Lugar Santísimo, se rasgó en dos (Mr 15.38). Esto simbolizó la verdad espiritual de que ahora todos los que creen en Dios tienen acceso a Él. Por medio del Espíritu Santo, tenemos el derecho de hablar con Dios directamente, sin ningún intermediario humano (Ef 2.18).
Jesucristo pagó en su totalidad el castigo por nuestros pecados al morir en la cruz. El aceptar su muerte expiatoria a favor nuestro, significa que tenemos ahora una nueva relación familiar y libre acceso al Padre celestial.
¡Detengámonos ya, y demos gracias a Dios por el increíble privilegio de la oración!

No hay comentarios:

Publicar un comentario