martes, 5 de marzo de 2013

Olivos verdes que florecen en la casa de Dios

Salmos 52:8
Pero yo soy como un olivo verde que florece en la casa de Dios; yo confío en el gran amor de Dios eternamente y para siempre.

La clave para una vida bendecida es la confianza en Dios. Un árbol no puede pararse y acercarse a una fuente de agua; él depende del jardinero o de agua cercana para proveer sus necesidades. Cuando es sembrado en el lugar correcto, el árbol manda sus raíces profundamente adentro de las fuentes vigorizantes del arroyo. Si hemos de ser olivos que florecen "en la casa de Dios", solo podemos ser vigorosos y provechosos si mandamos nuestras raíces a la revitalizadora fuente que Dios provee en su amor constante.

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