martes, 9 de julio de 2013

Nuestras convicciones

Leer | GÉNESIS 39.1, 4, 6-9

La única manera que usted tiene para protegerse de la mentira, es saturar su mente con la verdad. Por tanto, debe pasar tiempo con la Biblia fortaleciendo sus convicciones con la realidad de Dios, para poder reconocer la falsedad.

Esto se parece a la manera como un cocinero crea su propia versión de una receta. Mientras cambia los ingredientes, hace pruebas repetidas de sabor; solo mediante la comparación de su creación con la receta original puede determinar la autenticidad de su propia receta.

La Palabra de Dios es nuestra norma. Revise sus convicciones. ¿Qué cree usted en cuanto al matrimonio? ¿Es de por vida? ¿O cree que está bien divorciarse cuando se vuelva inconveniente o entorpezca su estilo de vida? ¿Y qué de los hijos? ¿De los amigos? ¿Del dinero? ¿De la moralidad? ¿De la iglesia? ¿Qué de esos temas de los que tanto se habla en la actualidad?

Si usted no está seguro de su posición en algunos de estos temas, es imperativo entonces que se siente con una Biblia y comience a investigar, hasta que escuche las respuestas de Dios. Encuentre los pasajes de la Escritura que tengan que ver con cada área, y pregunte al Espíritu Santo: “¿Qué significa, en realidad, este pasaje?”

No basta con preguntarse: “¿Cómo puedo interpretar este pasaje de una manera que me convenga?” El mundo funciona con esa filosofía, que se conoce como relativismo moral. En vez de ello, pídale al Señor que Él moldee sus convicciones por medio de su Palabra. Es maravilloso cómo le preparará y fortalecerá el Espíritu Santo para defender lo que cree.

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