viernes, 20 de diciembre de 2013

Jesús: El Hijo de Dios

Leer | Mateo 16.13-16

¿Qué importancia tiene saber quién es Jesús? ¿Por qué debemos tomarlo en serio? La manera como respondamos estas preguntas afectarán nuestras convicciones, moldeará nuestro carácter, incidirá en nuestro estilo de vida, y determinará dónde pasaremos la eternidad.

Jesús se identificó a sí mismo como el Hijo de Dios, y dijo que Él y el Padre eran uno solo. En otras palabras, cualquiera que haya visto a Cristo, ha visto al Padre (Jn 10.30; 14.9). Por otro lado, quienes anhelemos conocer a Dios, debemos acercarnos a Jesús, pues solamente Él revela al Padre.

El Hijo de Dios fue enviado a este mundo para dar su vida en rescate por muchos. El propósito era libertarnos de la esclavitud al pecado y prepararnos para nuestro hogar celestial, donde pasaremos la eternidad. Observe que al revelar su misión, Jesús dijo que “no vino para ser servido, sino para servir” (Mt 20.28). Quienes pertenecemos a Él estamos llamados a imitar su vida de servicio.

Jesús declaró que Él hacía lo que el Padre le había ordenado (Jn 14.31). Su vida de obediencia nos muestra cómo agradar a Dios. El Señor Jesús sabía por qué razón vino, e hizo lo que se le pidió que hiciera, para glorificar a su Padre (Jn 17.1). Hay un plan y un modelo para cada uno de nosotros, y de igual modo damos gloria al Señor mediante nuestra obediencia.

Mateo 28.18 da otra razón para obedecer. Dado que Jesús dijo: “Toda autoridad me es dada en el cielo y en la tierra”, debemos vivir en sometimiento a Él.

¿Cree usted el testimonio de Jesús? Si es así, cuente a los demás cómo el conocer al Señor Jesús ha impactado su vida.

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