domingo, 8 de junio de 2025

EL LEÓN DE JUDÁ: JESÚS NUESTRO REY

El León de Judá: Jesús nuestro Rey

El León de Judá: Jesús nuestro Rey (llamado a líderes)

Introducción. En la Biblia encontramos imágenes poderosas que nos hablan de la grandeza de Cristo y la realidad del enemigo. Una de ellas es la del “León de la tribu de Judá” contra el león rugiente que busca devorar (Apoc. 5:5; 1 P. 5:8). Estas imágenes muestran dos voces, dos reinos, dos resultados: Jesús como el verdadero Rey victorioso, y Satanás como impostor destructor. Este sermón quiere fortalecer la fe de los líderes cristianos, recordándoles la supremacía de Jesús y la astucia del enemigo, para que puedan discernir la voz del Cordero-León y proteger al rebaño de las mentiras del león falso.

Jesús, el León de Judá: victoria, realeza y poder redentor

La Escritura proclama a Jesús con un nombre majestuoso: “León de la tribu de Judá”. En Apocalipsis 5:5 (NVI) leemos:

«¡Deja de llorar! Mira, el León de la tribu de Judá, la Raíz de David, ha vencido. Él sí puede abrir el rollo y sus siete sellos».

Aquí un anciano le dice a Juan que deje de llorar, porque Jesús (el León de Judá) ya ha vencido. Este versículo contiene varios fundamentos teológicos: Jesús es León de la tribu de Judá (cumpliendo la profecía de Génesis 49:9-10), es la Raíz de David (cumpliendo las promesas davídicas de realeza), y ha vencido (su victoria definitiva sobre el pecado, la muerte y el mal). En otras palabras, nuestro Rey es también Pastor y Guerrero. Su victoria nos libera; su trono se establece en la eternidad.

Esta realeza de Jesús aparece en otras Escrituras: en Apocalipsis 19:16 se muestra a Cristo con un nombre glorioso “Rey de reyes y Señor de señores”. Como León real, Él gobierna con justicia y poder. Su potestad es suprema. Cristo ha conquistado todo lo necesario para redimirnos. Al morir en la cruz, el Cordero fue inmolado, pero al resucitar demostró su poder definitivo. El león que rugió de entre los muertos nos ofrece ahora su fuerza redentora: nos rescata del pecado y nos da vida nueva bajo su señorío.

El poder redentor del León de Judá se expresa también en su promesa de vida abundante. Jesús mismo lo afirmó:

«El ladrón no viene más que a robar, matar y destruir; yo he venido para que tengan vida y la tengan en abundancia».

Aquí la Biblia contrasta al enemigo como ladrón (el diablo) con Jesús que da vida en plenitud. El “día malo” puede acercarse con peligros, pero el León ha venido con carne de oveja (como Cordero en la cruz) para darnos vida eterna. Nuestra esperanza es Él, el vencedor, con su autoridad soberana y gracia redentora.

Resumen del fundamento teológico

Jesús no es un león cualquiera, es el León prometido (Judá) que venció. Su victoria abarca la redención del rebaño. Él es nuestro Rey todopoderoso (cf. Apoc. 19:16) y su rugido es la voz de la verdad y la justicia. En Él tenemos confianza para liderar, pues no afrontamos las tinieblas con nuestras fuerzas, sino con el poder de Aquel que triunfó.

Satanás, el león rugiente: imitador engañoso y destructivo

Pero la Escritura no ignora el peligro. Jesús advirtió que el diablo, aunque derrotado, sigue activo con astucia perversa. Pedro lo describe así:

«Practiquen el dominio propio y manténganse alerta. Su enemigo el diablo ronda como león rugiente, buscando a quién devorar».

Este versículo (1 Pedro 5:8 NVI) nos pinta a Satanás como un león que ruge con hambre de destruir. La advertencia es clara: el diablo es nuestro enemigo, astuto y agresivo. No es un mito ni un recuerdo: es un adversario real que intenta arrebatar lo que Cristo ha ganado. Su propósito es impedir que la vida abundante de Jesús se manifieste en el pueblo de Dios, arrebatando ovejas del rebaño (cf. Jn. 10:10).

El carácter del león falso incluye su habilidad de imitar. Pablo lo explica al hablar de falsos apóstoles:

«Tales individuos son falsos apóstoles, obreros estafadores, que se disfrazan de apóstoles de Cristo. Y no es de extrañar, ya que Satanás mismo se disfraza de ángel de luz».

Estas palabras revelan la estrategia de Satanás: presenta servidores del error como si fueran servidores de Dios. Falsos maestros y doctrinas erróneas aparecen revestidos de verdad. El diablo es el gran impostor; su disfraz engaña con aparentes beneficios espirituales. Muchos, incluso líderes influyentes, han sido engañados por “ángeles de luz” falsos. Por eso, la Iglesia debe levantar la bandera de la verdad con decisión.

Así como Juan 8:44 dice que él es mentiroso y padre de la mentira, Pedro lo llama león devorador. Su vocación es destruir. Usa doctrinas contrarias, falsas religiones, filosofías del mundo, “discursos vacíos” para engañar (ver 2 Co. 11:3-4).

Mateo 7:15 (NVI): “»Cuídense de los falsos profetas. Vienen a ustedes disfrazados de ovejas, pero por dentro son lobos feroces».

Resumen de la advertencia: Satanás es un león rugiente de doble cara. Actúa con ferocidad abierta y engaño sutil. Su naturaleza destructiva (1 P. 5:8) contrasta con su apariencia de luz (2 Co. 11:14). Al conocer esta realidad, los líderes deben estar en guardia, protegiendo al rebaño de las falsas religiones y doctrinas que busquen sustituir la verdad de Cristo.

León verdadero vs. león falso: desenmascarando el engaño

El pueblo cristiano se debate entre dos rugidos: el de Jesús y el del diablo. Conviene discernirlos:

  • El rugido del León verdadero es la proclamación del Evangelio genuino. Su voz guía, edifica y da libertad.
  • El rugido del león falso es la retórica de los impostores. Intenta imitar la verdad con apariencia piadosa.

El contraste radica en los frutos: “por sus frutos los conocerán” (Mt. 7:16-20). Otro contraste es la actitud ante la autoridad. Jesús predica con poder y autoridad verdadera. El engañador predica libertad, pero trae esclavitud espiritual.

Resumen del contraste

Líderes, no olviden que el “león de Dios” es el que cargó los pecados del mundo y descendió para rescatar. Mientras tanto, el enemigo siempre intenta presentar una falsa salvación. Toda doctrina contraria esclaviza, mientras que la voz del León (Jesús) redime.

Discernimiento pastoral: protejan al rebaño y vivan en victoria

Santiago 4:7 (NVI): «Sométanse a Dios. Resistan al diablo y él huirá de ustedes».

Aplicación práctica para líderes:

  • Discernir el verdadero rugido: estudio bíblico, oración, comunión y vigilancia doctrinal.
  • Proteger al rebaño: predicar verdad, exhortar con amor, fomentar madurez espiritual.
  • Vivir en victoria: armadura espiritual, santidad, oración, humildad y firmeza doctrinal.

Conclusión y llamado a la acción

Hermanos pastores y líderes: Jesús, el León de Judá, ha vencido. Su rugido nos impulsa a avanzar en victoria. No permitan que el enemigo silencie esa voz ni confunda a la iglesia con falsas doctrinas. Hoy los llamo a orar por discernimiento, a estudiar la Palabra para conocer el rugido verdadero, y a proteger al rebaño con firmeza y amor.

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