martes, 27 de diciembre de 2011

Lo que somos en Cristo



Pedro escribió la primera de sus dos epístolas para alentar a las personas que estaban sufriendo persecución. El discípulo decidió que la manera más natural de empezar la carta era recordando a los creyentes de lo que son en el Señor.
Los creyentes son elegidos en Cristo. No es que el Señor escoge a algunas personas para que entren al cielo, y a otras para que vayan al infierno. Antes bien, la buena nueva de Cristo es para todos (Jn 3.16; Ro 1.20). Los "escogidos" son aquellos que reciben al Salvador voluntariamente. La conclusión es que Dios le quiere a usted. Él le escogió.
Los creyentes son receptores de misericordia. Nadie puede decir que sus buenas obras le hizo acreedor de un lugar en el cielo. Somos salvos por la misericordia de Cristo (Tit 3.5). Dios nos amó tanto que abrió un camino para que podamos tener una relación con Él ahora y siempre.
Los creyentes están protegidos. El Salmo 34.7 dice: "El ángel de Jehová acampa alrededor de los que le temen". Estamos tan bien guardados que la única manera de que nuestras vidas puedan ser tocadas por la adversidad es si Dios lo permite. Eso no significa que no vamos a experimentar pérdidas ni conflictos. A veces, Dios permite que sus hijos anden en valles de oscuridad, pero como el pastor que siempre protege, Él permanece a su lado (Sal 23.4).
El mensaje de la epístola de Pedro es sencillo: No tenga temor cuando atraviese tiempos difíciles. Enfóquese en lo que usted es en Jesucristo. Tiene razones para ser osado, confiado y triunfante, porque es un hijo de Dios, escogido, amado y bien protegido.

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