sábado, 20 de octubre de 2012

Justicia y paz y gozo

Por tanto, confesaos vuestros pecados unos a otros, y orad unos por otros para que seáis sanados. La oración eficaz del justo puede lograr mucho. Elías era un hombre de pasiones semejantes a las nuestras, y oró fervientemente para que no lloviera, y no llovió sobre la tierra por tres años y seis meses. Y otra vez oró, y el cielo dio lluvia y la tierra produjo su fruto. (Santiago 5:16-18 LBLA)

Por tanto, habiendo sido justificados por la fe, tenemos paz para con Dios por medio de nuestro Señor Jesucristo, (Romanos 5:1 LBLA)

Somos justos porque la sangre de Cristo nos justifica delante del Padre de la Gloria. Si creemos y tenemos fe en esta maravillosa promesa tendremos un acceso total* al Trono de la Gracia donde podremos interceder y clamar al Dios todopoderoso quien acudirá en ayuda de su pueblo redimido.

Por tanto, no os preocupéis, diciendo: "¿Qué comeremos?" o "¿qué beberemos?" o "¿con qué nos vestiremos?" Porque los gentiles buscan ansiosamente todas estas cosas; que vuestro Padre celestial sabe que necesitáis de todas estas cosas. Pero buscad primero su reino y su justicia, y todas estas cosas os serán añadidas. (Mateo 6:31-33 LBLA)

Porque el reino de Dios no es comida ni bebida, sino justicia y paz y gozo en el Espíritu Santo. (Romanos 14:17 LBLA)

Y no os adaptéis a este mundo, sino transformaos mediante la renovación de vuestra mente, para que verifiquéis cuál es la voluntad de Dios: lo que es bueno, aceptable y perfecto. (Romanos 12:2 LBLA)

que en cuanto a vuestra anterior manera de vivir, os despojéis del viejo hombre, que se corrompe según los deseos engañosos, y que seáis renovados en el espíritu de vuestra mente, y os vistáis del nuevo hombre, el cual, en la semejanza de Dios, ha sido creado en la justicia y santidad de la verdad. (Efesios 4:22-24 LBLA)

si obedeces a la voz del Señor tu Dios, guardando sus mandamientos y sus estatutos que están escritos en este libro de la ley, y si te vuelves al Señor tu Dios con todo tu corazón y con toda tu alma.
Este mandamiento que yo te ordeno hoy no es muy difícil para ti, ni está fuera de tu alcance. (Deuteronomio 30:10, 11 LBLA)

Pues aunque andamos en la carne, no luchamos según la carne; porque las armas de nuestra contienda no son carnales, sino poderosas en Dios para la destrucción de fortalezas; (2 Corintios 10:3, 4 LBLA)
Debemos apoyarnos en la Palabra para derribar las fortalezas que se pueden crear en nuestra mente, tenemos que creer la Palabra no nuestros pensamientos. Conocer la Palabra para no ser engañados y poder conocer la Voz del Pastor.


* Cuando digo total es porque, mientras que nuestra mente esté llena de culpa, o creamos que debemos hacer algo para ser justificados, no seremos completamente libres, por nuestra auto-limitación, de ir al Trono de la Gracia con paz y gozo.

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