Si vuelves al Todopoderoso, serás restaurado. Si alejas de tu tienda la injusticia, y pones tu oro en el polvo, y el oro de Ofir entre las piedras de los arroyos, el Todopoderoso será para ti tu oro y tu plata escogida. Porque entonces te deleitarás en el Todopoderoso, y alzarás a Dios tu rostro. Orarás a El y te escuchará, y cumplirás tus votos. Decidirás una cosa, y se te cumplirá, y en tus caminos resplandecerá la luz. Cuando estés abatido, hablarás con confianza y El salvará al humilde. El librará aun al que no es inocente, que será librado por la pureza de tus manos.
Jesús se Santificó a sí mismo para que nosotros pudiéramos ser Santificados en la verdad (Juan 17:19). La Santidad es lo que nos identifica como Hijos de Dios, y como co-herederos del reino con Cristo Jesús. La santidad es lo que nos distingue de todo aquel que está en el mundo, y ama las cosas del mundo. La santidad es lo único que puede desencadenar la unidad de la Iglesia en el Espíritu Santo.
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