lunes, 5 de mayo de 2025

CONTRA LA CORRIENTE

Contra la Corriente

Una llamada a la perseverancia espiritual

Vivimos en un mundo donde la comodidad se valora más que el compromiso, donde detenerse parece más fácil que continuar. Pero el Reino de Dios no avanza con quienes se rinden, sino con aquellos que deciden remar, aún contra la corriente. Esta no es una carrera de velocidad, sino de resistencia. Hoy quiero hablarte a ti, que quizás estás cansado, que has pensado en soltar los remos. Este mensaje es un llamado de Dios a tu corazón: ¡No te detengas!

La Corriente Invisible

Hay una fuerza silenciosa que quiere alejarnos de la presencia de Dios. No se siente al principio. No hay relámpagos ni tormentas. Pero poco a poco, sin darte cuenta, te aleja de aquello por lo que tanto luchaste.

  • No perdiste la fe de un día para otro… solo bajaste la guardia.
  • No dejaste de orar de golpe… solo dijiste “mañana”.
  • No te alejaste del propósito… simplemente dejaste de mirar hacia Él.
Si no estás avanzando, estás retrocediendo. En la vida espiritual, la pasividad es un lujo que no podemos permitirnos.

El secreto de la persistencia

Jesús lo sabía. Por eso dijo: “Es necesario orar siempre, y no desmayar.” No porque sea fácil, sino porque es esencial. La oración no solo cambia circunstancias; cambia corazones, cambia direcciones, mantiene el alma a flote.

  • La intimidad con Dios es como remar contra la corriente. Cansa, sí, pero te mantiene en dirección a tu propósito.
  • La falta de oración no se nota de inmediato… pero sus efectos son devastadores con el tiempo.
No necesitas gritar. Solo necesitas no dejar de hablarle. Dios no responde a la perfección, responde al corazón sincero.

No estás solo: La fuerza de la comunidad

Uno de los engaños más comunes es creer que podemos vencer solos. El enemigo aísla, pero Dios une. La iglesia no es un club de santos; es un hospital para los heridos.

  • Juntos nos animamos, nos fortalecemos, nos cubrimos.
  • La oración colectiva tiene un poder que el enemigo teme.
No te alejes de la iglesia porque estás débil. Acércate porque necesitas fuerza. Tu milagro puede estar en el abrazo de alguien que ora por ti sin saber tu dolor.

Volver a remar

Quizás te has sentido a la deriva. Has visto cómo lo que construiste se aleja. Pero Dios te dice hoy: “La promesa sigue ahí. Yo sigo aquí.” Una sola decisión de regresar, una oración sincera, un momento en el altar… puede comenzar el cambio.

  • El rumbo no se define por el viento, sino por hacia dónde estás remando.
  • Mientras tú nadas en lo visible, Dios pelea en lo invisible.
Hoy es el día para retomar el rumbo. No necesitas estar fuerte para comenzar… solo necesitas decidir avanzar.

Pon tus ojos en Jesús, no en la corriente. Él es tu meta, tu rumbo, tu fuerza. Vuelve al altar. Vuelve a la intimidad. Vuelve al Cuerpo. Porque aunque todo parezca en tu contra… Dios está a tu favor. Y si Él está contigo, ninguna corriente podrá detenerte.

No es un mensaje… es una dirección. Hoy no es un consejo… es una invitación de Dios.

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