Orar en el Espíritu Santo
La vida cristiana es una vida de oración. Jesús mismo nos enseñó a orar, y es a través de la oración que tenemos acceso a la presencia de Dios. Pero hay un aspecto crucial que muchos no entienden completamente: la oración tiene un poder tremendo, no solo para transformar nuestra vida personal, sino para afectar el reino espiritual, especialmente en la lucha contra las fuerzas de las tinieblas.
Sin embargo, la verdadera oración no es simplemente una repetición de palabras o deseos personales; es una oración que proviene del Espíritu Santo y es dirigida por Él. En este contexto, el llamado es claro: necesitamos rendirnos a la influencia del Espíritu Santo para orar conforme a la voluntad de Dios.
1. Nada es demasiado difícil para Dios
La primera parte de este tema nos recuerda la omnipotencia de Dios. No hay situación ni adversidad que esté fuera de su control.
"Porque para Dios todo es posible." (Mateo 19:26)
"He aquí que yo soy el Señor, el Dios de toda carne; ¿habrá algo que sea difícil para mí?" (Jeremías 32:27)
La oración nos conecta con ese Dios todopoderoso que no está limitado por lo que nosotros vemos imposible.
2. La importancia de rendirse al Espíritu Santo
La oración cristiana debe ser dirigida por el Espíritu, no solo por nuestras emociones. Pablo dice:
"De igual manera, el Espíritu nos ayuda en nuestra debilidad; pues qué hemos de pedir como conviene, no lo sabemos, pero el Espíritu mismo intercede por nosotros con gemidos indecibles." (Romanos 8:26-27)
Jesús también prometió que el Espíritu Santo estaría con nosotros:
"Y yo rogaré al Padre, y os dará otro Consolador, para que esté con vosotros para siempre." (Juan 14:16-17)
3. La oración que trastorna el reino de las tinieblas
Jesús nos enseñó a orar por la venida del Reino:
"Venga tu reino; hágase tu voluntad, así en la tierra como en el cielo." (Mateo 6:10)
Nuestra lucha es espiritual, y la oración es nuestra arma:
"Porque no tenemos lucha contra sangre y carne, sino contra principados... contra huestes espirituales de maldad en las regiones celestes." (Efesios 6:12)
4. Orar en el Espíritu Santo
Orar en el Espíritu es dejar que Él nos dirija. Judas lo expresa claramente:
"Pero vosotros, amados, edificándoos sobre vuestra santísima fe, orando en el Espíritu Santo." (Judas 1:20)
Este tipo de oración tiene poder porque está alineada con la voluntad perfecta de Dios.
La oración guiada por el Espíritu Santo transforma vidas, combate el mal y glorifica a Cristo. No es una actividad religiosa más, es una conexión directa con el poder de Dios.
"Y todo lo que pidiereis en oración, creyendo, lo recibiréis." (Mateo 21:22)
Señor, enséñanos a orar. Que nuestra oración sea en el Espíritu, para tu gloria.
No hay comentarios:
Publicar un comentario