domingo, 23 de noviembre de 2025

La resurrección

Fuentes externas sobre la resurrección de Jesucristo

Fuentes externas a la Biblia sobre la posible resurrección de Jesucristo

Fuera de la Biblia no tenemos ningún relato antiguo “neutral” que cuente la resurrección de Jesús como lo hacen los evangelios, pero sí hay fuentes externas que confirman:

  • que Jesús existió y fue ejecutado bajo Poncio Pilato, y
  • que muy pronto hubo gente convencida de que había resucitado y lo adoraba como a Dios.

1. Fuentes no cristianas

a) Flavio Josefo (historiador judío, finales del siglo I)

En su obra Antigüedades judías (18, 3, 3) aparece el llamado Testimonium Flavianum. En la versión tradicional se dice que, tras la crucifixión, Jesús se apareció vivo al tercer día.

La mayoría de los especialistas piensa que el texto que ha llegado está retocado por copistas cristianos, pero muchas reconstrucciones más sobrias mantienen al menos la idea de que Josefo sabía que los discípulos afirmaban haberlo visto vivo al tercer día.

En resumen, Josefo no da testimonio propio de la resurrección, pero sí de la predicación temprana de que Jesús se apareció vivo tras su muerte.

b) Tácito (historiador romano, hacia el año 116 d.C.)

En los Anales (15, 44), hablando de los cristianos perseguidos por Nerón, Tácito afirma que:

  • el nombre “cristianos” proviene de Cristo;
  • Cristo sufrió la pena capital bajo el emperador Tiberio y el procurador Poncio Pilato;
  • y que una “superstición” sofocada por un tiempo volvió a brotar en Judea y luego en Roma.

No menciona explícitamente la resurrección, pero esta “superstición” que renace suele entenderse como la fe en Cristo resucitado que impulsa el movimiento cristiano.

c) Plinio el Joven (gobernador romano, hacia el año 112 d.C.)

En una carta al emperador Trajano (Epístolas 10, 96) describe cómo se comportan los cristianos:

  • se reúnen en un día fijo antes del amanecer,
  • y “cantan un himno a Cristo como a un dios”.

De nuevo, no explica la resurrección, pero deja claro que, pocas décadas después de los hechos, Cristo es adorado como un ser divino vivo, algo que presupone la fe en su resurrección.

d) Mara bar-Serapion (filósofo estoico sirio, entre los siglos I–III)

En una carta a su hijo menciona a tres sabios injustamente eliminados: Sócrates, Pitágoras y “el sabio rey de los judíos”, ejecutado poco antes de la destrucción de Jerusalén. Dice que este “no murió del todo, porque vive en la enseñanza que dejó”.

La mayoría identifica a ese “rey sabio” con Jesús. No habla de resurrección literal, sino de que su influencia perdura; precisamente contrasta con la visión cristiana clásica de que Jesús vive mediante la resurrección, lo que muestra que se trata de una voz externa, no cristiana.

e) Otros ecos no cristianos

  • Suetonio: menciona disturbios en Roma por un tal “Chrestus” en tiempos de Claudio, probablemente relacionados con la predicación cristiana sobre Cristo.
  • Luciano de Samosata (siglo II): se burla de los cristianos por adorar a un “hombre crucificado” y creer en la inmortalidad, reflejando así la fe en un Cristo vivo.
  • Tradiciones talmúdicas posteriores: hablan de “Jesús el nazareno” ejecutado en vísperas de Pascua, pero sin aceptar la resurrección, y con tono polémico.

Ninguna de estas fuentes narra directamente la resurrección; lo que muestran es que ya era una creencia extendida entre los cristianos y que Jesús fue realmente ejecutado.

2. Escritos cristianos antiguos fuera del Nuevo Testamento

Si por “externa a la Biblia” entendemos también la literatura cristiana temprana no canónica, aquí sí hay afirmaciones directas de la resurrección.

a) 1 Clemente (Roma a Corinto, hacia el año 95 d.C.)

Esta carta, atribuida a Clemente de Roma, afirma que Dios dio pruebas de una futura resurrección al resucitar primero al Señor Jesucristo. Después usa ejemplos de la naturaleza (día/noche, la semilla, el ave fénix) como imágenes de resurrección.

Esto muestra que, unas décadas después de Pablo, la resurrección es ya doctrina central en la Iglesia.

b) Ignacio de Antioquía (hacia el año 110 d.C.)

En su carta a los Esmirniotas, Ignacio insiste contra quienes decían que todo fue aparente:

Sufrió realmente, como también realmente se resucitó a sí mismo; no como dicen algunos incrédulos, que sufrió sólo en apariencia.

Ignacio subraya que, tras la resurrección, Jesús seguía teniendo carne y que los discípulos lo tocaron. Para él, la resurrección corporal es un hecho histórico y de fe.

c) Policarpo de Esmirna (principios del siglo II)

En su Carta a los Filipenses y en el relato de su martirio se da por supuesto que:

  • Jesús murió realmente,
  • resucitó,
  • y los cristianos también resucitarán “de alma y cuerpo”.

Policarpo combate a quienes niegan la resurrección o el juicio, a los que presenta como falsos maestros.

3. ¿Qué aportan estas fuentes sobre la resurrección?

Resumiendo mucho:

  1. No hay un documento romano oficial que diga “consta que Jesús resucitó el día X”.
  2. Sí hay:
    • Confirmación independiente de que Jesús fue ejecutado bajo Poncio Pilato (Tácito, Josefo).
    • Testimonios de que sus discípulos proclamaban que se les apareció vivo al tercer día (Josefo, según la reconstrucción más aceptada del pasaje).
    • Evidencia de que, pocas décadas después, Cristo era adorado como Dios (Plinio) y de que esa fe se extendía por el Imperio (Tácito, otras menciones).
    • Escritos cristianos muy tempranos, fuera del Nuevo Testamento, que confiesan explícitamente la resurrección corporal (1 Clemente, Ignacio, Policarpo).

Desde la historia, lo que se puede afirmar con bastante consenso es:

  • Jesús existió y fue crucificado.
  • Inmediatamente después surgió un movimiento cuyos miembros creían sinceramente que se les había aparecido vivo y estaban dispuestos a sufrir y morir por esa fe.

Si esa experiencia se explica mejor por un milagro real, por visiones, por leyenda o por otras causas ya entra en el terreno de la interpretación filosófica y teológica, no sólo de la lista de documentos.

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