jueves, 26 de abril de 2012

Cómo desarrollar paciencia

Leer | SANTIAGO 1.1-4

Cuando las personas me dicen en confianza que están orando por paciencia, muchas veces les pregunto qué otras cosas están haciendo para tener un corazón calmado y apacible. La paciencia no es tanto algo que los creyentes reciben, sino más bien una cualidad que desarrollan con el tiempo y la experiencia.

Pensemos en la paciencia como un músculo que tenemos que utilizar para verlo desarrollado. Para ello, los creyentes deben reconocer la dificultad como una oportunidad para incrementar su paciencia. El instinto humano es clamar a Dios consternados cuando la tribulación toca nuestra puerta. Echamos la culpa a otros. Nos resistimos. Nos quejamos. Lo que no hacemos es decir: "¡Gracias, Señor —es el tiempo de crecer en la paciencia!" Las personas no están acostumbradas a pensar de esa manera, pero según la Biblia, así es exactamente cómo deben responder.

Santiago nos dice que pensemos en las pruebas como un motivo de gozo (1.2), pero a menudo fallamos en esto. Humanamente hablando, alabar al Señor por las tribulaciones es ilógico. Sin embargo, hacer esto comienza a tener sentido cuando nos aferramos a la promesa de Dios de que todas las cosas ayudan a bien (Ro 8.28). No estamos esperando en el Señor en vano.

Aceptar las adversidades como un medio de crecimiento, es un concepto radical. Aun más radical es el creyente que alaba al Señor por la tormenta. Pero los seguidores de Dios tenemos motivos para alegrarnos. Las tribulaciones aumentan nuestra paciencia, para que podamos mantenernos firmes.

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