miércoles, 10 de octubre de 2012

LA PROGRAMACIÓN DE UNA BUENA CONCIENCIA

Leer | 1 TIMOTEO 1.3-7

Dios ha dado a cada persona la capacidad de discernir entre el bien y el mal. Para cada persona, este regalo –conocido como la conciencia– está programado con una serie particular de convicciones y, por tanto, funciona de manera diferente para cada quién. Desde el momento en que comenzamos a procesar las instrucciones y las advertencias, nuestra conciencia está desarrollando un código de conducta por el que vamos a vivir.

Ya sea que las figuras de autoridad en la existencia de una persona dieron buenos principios para la vida, o poca orientación de verdadero valor, su conciencia recogió la información. Cuando los niños se convierten en adultos, prestan atención a las palabras y las acciones de los demás. Las personas que nos decepcionan nos enseñan tanto como las que nos causan admiración.

La conciencia es una herramienta flexible; puede absorber nueva información y cambiar los valores y las perspectivas de la persona. Es una buena noticia para quienes comenzaron con una programación deficiente, pero encuentran después valiosa dirección bíblica. La flexibilidad es potencialmente mala noticia para quienes se exponen a menudo a la falsedad y a las filosofías vanas. Si desoyen la sabiduría y la verdad, asimilarán las ideas engañosas de la cultura moderna.

La conciencia no es recurso del todo confiable, pero es una herramienta de Aquel que es absolutamente digno de confianza. El Espíritu Santo trabaja junto con nuestra brújula moral innata. Da dirección cuando la conciencia emite una advertencia, e interpreta la Escritura cuando algo la hiere.

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